¿Podría vivir solo, sin nadie
más? Hubo un tiempo en que creía que era posible, de hecho hubiera hecho lo que
fuera para siquiera intentar demostrar que era capaz. Pero por muy cabezón que
pudiera llegar a ser, el tiempo siempre le da la razón a quien la tiene y en este
caso no era yo.
Hace siete años, yo vivía solo,
nunca necesité a nadie más o eso pensaba. Yo, ingenuo de mi, pensaba que era
feliz. Nunca estuve más lejos de la realidad. Los amigos que creía que tenía en
realidad se aprovecharon de mí a mi costa. Lo peor era que me daba cuenta y me
daba igual. Cuando aquella noche, en frente del cadáver, aún chorreante de
sangre de Pablo, Hugo me apuntó con aquel arma solo por unos cuantos quilos de
droga, entendí que mi vida no había servido de nada. Había desperdiciado veinte
años por aparentar ser quien no soy. Aún no sé como salí con vida de aquella
pesadilla. Quería morir, pero te conocí. Eras una muchacha risueña y curiosa,
cálida e infantil. Yo ni siquiera sabía que tu, una pequeña mujer, haría que mi
mundo se tambaleara de tal manera que lo acabase poniendo del revés. Me enamoré
perdidamente, como nunca me había encariñado con alguna otra persona. Sofía, te
acabaste convirtiendo en el centro de mi vida, todo giraba en torno a ti. Pero
un día ya no estabas. Te habías ido y yo no podía siquiera evitarlo.
Detrás de esa sonrisa tuya de
ángel se escondía una vida de dolor y soledad, que no me dejaste entender hasta
que salió de sus labios tu último suspiro. Sofía, me ocultaste que tu vida se
acababa, que me quedaría yo solo en este mundo cruel y duro. Amor, si hubiera
sido capaz de mantenerte con vida, aún que solo fuera por un corto espacio de
tiempo, me quedaría junto a ti. Daría mi propia vida por un solo día más
contigo, antes que poder tener una eternidad sin ti.
Cuanta razón tenías al
pronunciar: “Lo más grande que te puede suceder es que ames y seas
correspondido.” Puesto que una vida sin amor es terrible, es imposible que una
persona encuentre la felicidad en su propia compañía. Pero lo que más me apena
es que jamás volveré a amar como te llegué a amar a ti.
Te prometí vivir una vida por los
dos. Es la promesa más difícil que pronuncié en mi vida, pero por ti lo haré o
moriré en el intento.
Siempre tuyo, Yago.
Estoy como tù, en espera de ver quièn gana! Ahí te leí, entre los cuentos... Saludos!
ResponderEliminar