jueves, 22 de agosto de 2013

El tango

Es una eufórica sensación que me impide dejarte. Que no bailaras conmigo sería un castigo horrible. Tengo tu esbelta figura entre mis brazos y eres mía, sólo mía. Jamás te soltaré. Aquel muchacho nunca te tendrá porque seras exclusiva para mí. Tu belleza me cautivó en el primer momento en el que te vi en la pista de baile. Tu ser me hechizo. Cuando mi mirada se posa en la tuya se que jamás serás de otro, únicamente mía.

Sus ojos posados en tu rostro. Sus manos en tus manos. Sus labios recorriendo tu piel. Y aún que eres libre de dejarme, pero siento que ya no puedo luchar contra esos sentimientos. Y veo tu mirada fija en mi rostro desde el palco mientras tu bailas ese condenado tango con él. Y yo solo puedo observar como después de que nos jurásemos amor, tu estas obligada a venderte por dinero. Regalando tu cuerpo a otros hombres. Los celos me impiden estar tranquilo, porque nunca serás mía completamente.

Verte así me destroza. El querer estar contigo y mirar a la cara a otro hombre que no seas tu. Besos que no son tuyos. Caricias provenientes de aquella obsesión que nos impide el estar juntos. Te amo, pero para evitar perderte he de dejarle disfrutar de una ilusión enfermiza que mantiene hacia mi. Si descubriera que mi corazón es tuyo nos aplastaría a los dos. Pero verte sufriendo por los celos que te corroen el alma viéndome con él me rompen el alma. Te veo allí arriba mirando, con deseo y envidia, aquel tango desgarrador.

sábado, 17 de agosto de 2013

Ella misma

El dolor corría por sus venas y el sentimiento de impotencia inundó su corazón. ¿Qué podía hacer? Nadie ya llega a entenderla.
¿Porqué no puede ser una más? ¿Porqué es diferente? La soledad es su única amiga... Se siente la mayoría de las veces un cero a la izquierda, pero nadie se da cuenta. Su interior quedó hace ya tiempo vedado a las miradas externas por un muro de indiferencia que ni deja que entre nadie ni deja que ella misma pueda salir de si misma. Ve que su alrededor se vuelve en su contra pero no sabe que hacer.
Se muere de miedo al pensar que pueda hacer daño a los demás por su estupidez y orgullo. ¿Cambiar? Es lo que más desearía en el mundo, pero por más que intenta hacer las cosas bien le salen totalmente del revés, haciendo que pierda cosas que adora.
Maldita su persona. Quiere que la gente la acepte, pero por lo que es, una niña extraña, no por una fachada que está cansada de mantener. Pero sabe que es imporsible, no se conozco ni ella misma. Cuando sepa quién es en realidad espera que alguien sepa quererla como es.
Se siente atrapada en un mundo que no entiende. Y su única forma de salir de él es escapando de lo que la rodea. Pero las cadenas de la asquerosa madurez se lo impiden. ¿Porqué no la dejan marchar? ¿Porqué la gente la ata a ellos? Entiende que no quieren que se descarrile del camino que quieren que siga, pero a veces el camino se le hace muy duro de seguir.
Y muy dentro de su cabeza hay algo pidiendo ayuda desperadamente a voz en grito. Pero sus labios no se mueven. No saben que decir porque no ollen esa voz y dicen palabras inicuas que se deberían quedar en el olvido. Perdón, pide perdón por todo lo malo que ha cometido en su vida. Y pide ayuda, a lo que sea que escuche sus ruegos, para convertirse en una persona normal, no en un bicho raro como lo ha sido toda su vida...